Pese a constituir una patología oral muy frecuente, aún no existe acuerdo sobre las causas del afta bucal, por lo que no hay tratamientos ni formas de prevenirla. Conozca en este artículo las precauciones y cuidados que permiten aliviar sus molestias y llevar una vida normal durante los 14 días que dura aproximadamente su ciclo.
Todo comienza con una sensación de hormigueo, ardor y picazón al interior de la boca. Quienes ya las han padecido saben lo que inevitablemente vendrá en las horas siguientes: una herida muy sensible, de forma redondeada u ovalada, con borde rojizo y centro blanquecino. Ardor y dolor garantizado al menor roce, y molestias para comer que acompañarán al afectado por un período aproximado de 14 días, al cabo de los cuales la herida sanará sin dejar huellas. Se trata del afta, una úlcera o herida superficial de la mucosa bucal que afecta a un porcentaje importante de la población.
Origen incierto
Pese a su alta frecuencia, en la comunidad científica no existe aún acuerdo sobre la causa de esta patología, siendo su origen todavía desconocido. Sin embargo, el hallazgo de anticuerpos en la superficie de las úlceras bucales da fuerza a la teoría de que se trata de una patología de carácter autoinmune, es decir, causada por una reacción del propio organismo frente a sí mismo.
La dermatóloga de la Universidad de Chile, Marcela Le-Bert, indica que junto a este probable factor inmunológico sí se ha demostrado la acción de elementos desencadenantes que provocarían las aftas. La especialista señala que entre ellos se encuentran los traumas locales (mordeduras o golpes), deficiencias sanguíneas, estrés, situaciones hormonales, infecciones, factores genéticos e hipersensibilidad a ciertos alimentos.
“El hecho de que estos elementos desencadenantes sean recurrentes en distintas etapas de la vida de las personas, hace de las aftas bucales una patología que presenta brotes cada cierto tiempo”, señala. La dermatóloga afirma que se trata de una patología no muy frecuente en niños y que si bien es un cuadro muy doloroso y molesto, en general es bien tolerado, y niños y adultos pueden continuar con su vida normal.
La aparición de las aftas bucales es súbita y éstas se presentan sin síntomas asociados como fiebre y otros malestares. No son contagiosas, su ciclo dura aproximadamente 14 días y tal como aparecen, desaparecen también en forma espontánea, sin necesidad de tratamiento y sin dejar cicatriz alguna.
Aftas: mayores y menores
El odontólogo Hernán Vial, cirujano dentista de la Universidad de Chile, especialista en Rehabilitación Oral, indica que las aftas se clasifican en menores y mayores de acuerdo a su presentación. Las primeras constituyen los casos más frecuentes, correspondiendo el 80% de las úlceras bucales recurrentes. Por lo general su tamaño no supera los 5 milímetros y pueden presentarse una o varias a la vez. Las aftas mayores son, en cambio, un cuadro más complejo y doloroso pero menos común, con úlceras entre los 10 y 30 milímetros, las que aparecen una o máximo dos al mismo tiempo.
“Es importante que los padres sepan que las aftas se presentan sólo en ciertas zonas de la mucosa bucal, como la cara interna del labio, borde de la lengua, paladar blando y piso de la boca. Si existen lesiones en otras zonas de la cavidad bucal, como la zona superior de la lengua, las encías o el paladar duro, se debe poner especial atención ya que puede tratarse de otra patología”, indica el odontólogo.
Alivio al dolor
Debido a que no han sido establecidas las causas que provocan las aftas, no existen tratamientos o medicamentos que permitan prevenirlas o evitar su aparición. Hernán Vial explica que en la actualidad los tratamientos utilizados son únicamente paliativos, y buscan atenuar las molestias producidas por el afta mientras dura su ciclo normal, ya que como se sabe éste no es susceptible de ser modificado.
“El tratamiento más utilizado es el uso de anestésicos bucales aplicados directamente en la lesión, especialmente antes de comer, para aliviar las molestias y permitir una adecuada alimentación. En algunas oportunidades se ha visto que las úlceras son colonizadas por bacterias, y en estos casos se recetan también enjuagatorios y antisépticos bucales”, indica Vial. El odontólogo señala que en el caso de los niños se debe supervisar adecuadamente la alimentación, evitando alimentos y preparaciones que por su acidez puedan irritar las aftas y producir aún más dolor.
“Resulta importante evitar la ingesta de alimentos irritantes como los cítricos, las comidas muy condimentadas y los alimentos cálidos como el chocolate y las nueces. Además, durante todo el ciclo de duración del afta se debe mantener una adecuada higiene bucal, teniendo especial cuidado en realizar un cepillado suave que no dañe las lesiones”.
El resto, es sólo armarse de paciencia, teniendo la tranquilidad de que se trata de una lesión benigna que permanece sólo catorce largos y molestos días.
¿Cuándo consultar?
Pese a que el afta es un cuadro que no requiere de control médico, los especialistas recomiendan consultar en los siguientes casos:
Cuando la presencia de aftas se encuentra asociada a otros síntomas, como malestar general, fiebre alta, decaimiento, irritabilidad y dificultad para alimentarse.
Si aparecen también lesiones en otras zonas del cuerpo, como genitales, paladar y encías.
Cuando las úlceras persisten más allá de 15 días.
Si la frecuencia de los episodios es tan alta que afecta la calidad de vida del niño o adulto.
Artículo publicado en revista PadresOk