Hace años que estamos expuestos a pantallas muchas horas del día, durante toda la semana. Sin embargo, en las cuarentenas que hemos vivido durante la pandemia de Covid-19, sumado a las clases online y el teletrabajo, pasamos muchas más horas frente al teléfono, el computador y el televisor.
Aquí, algunas de las consecuencias del uso de pantallas en diferentes partes del cuerpo, tanto para adultos como niños:
Dolor de cabeza y cuello
La postura forzada para mirar bien estos dispositivos contrae músculos relacionados con el movimiento de la cabeza, lo que puede derivar en dolor cervical. Esto ocurre por la sobrecarga en la parte alta de la columna provocada por la posición anormal de la cabeza. Además, estas contracturas musculares permanentes pueden inflamar los nervios occipitales y cervicales, produciendo dolor de cabeza, molestias detrás de los ojos y dolores alrededor del cuello, hombro e incluso extremidades superiores. Estas molestias empeoran en quienes no practican deporte o tienen condición física inadecuada.
Para prevenirlo, es recomendable realizar actividad física, hacer pausas durante las actividades laborales y recreativas, y preocuparse de la ergonomía en el puesto de trabajo, por ejemplo, la pantalla debe estar frente a la línea de los ojos.
Molestias músculo-esqueléticas en manos y muñecas
Las posturas adoptadas hacen que las extremidades superiores (muñecas, manos y dedos) se vean perjudicadas por la forma en que se toma el celular o por el uso constante del teclado del computador.
Esto se puede manifestar con dolor, rigidez u hormigueo, pudiendo producir enfermedades como síndrome de túnel carpiano y tendinitis.
El síndrome de túnel carpiano se da porque se comprime el nervio mediano a nivel de la muñeca. Se manifiesta por adormecimiento de los dedos, hormigueo y debilidad, lo que puede afectar la función de la mano. La tendinitis, en tanto, suele darse más en el dedo pulgar por el movimiento repetitivo que se hace con este especialmente al usar teléfonos.
El Dr. Sebastián von Unger, traumatólogo especialista en mano de Clínica Universidad de los Andes, recomienda para prevenir estas patologías hacer pausas, en las que se deben mover muñecas y dedos. Asimismo, alternar actividades dentro del día y utilizar elementos de escritorio ergonómicos para evitar posiciones inadecuadas de la extremidad superior.
Alteraciones oculares
Al exponerse muchas horas a pantallas, puede darse fatiga visual, lo que causa molestias, pero no tiene consecuencias visuales graves. Se produce principalmente porque se parpadea menos, humedeciendo menos los ojos, y el brillo de las pantallas hace que los ojos se esfuercen más.
La fatiga ocular es caracterizada por ojos cansados, que pican, arden o enrojecen, pueden resecarse o estar más llorosos. También, se da visión borrosa o doble e intolerancia a la luz brillante.
Para evitarla, se recomienda hacer descansos breves de la lectura cada cierto rato. Para esto hay que cerrar los ojos y mirar algún elemento (no la pantalla), idealmente unos diez minutos por hora. También hay que parpadear cada cierto tiempo, lo que lubrica los ojos.
En cuanto a la luz emitida por las pantallas, la Dra. Paulina Riquelme, oftalmóloga de Clínica Universidad de los Andes, explica que en algunos estudios se ha visto que estar mirando un estímulo de cerca por horas (como una pantalla), puede estimular el crecimiento del ojo, lo que deriva en miopía, una patología en que se ve mal de lejos. Así, personas que no debían usar anteojos, los pueden necesitar sólo por esta costumbre.
Insomnio
Una de las costumbres más habituales antes de irse a dormir es ver televisión o revisar el teléfono celular, lo que puede perjudicar de gran manera el buen dormir. Esto ocurre porque la luz blanca brillante que emiten los dispositivos electrónicos altera los niveles de melatonina (hormona que regula el sueño) y hace que el cerebro crea que sigue siendo de día, en lugar de dar la señal de que es hora de dormir.
La Dra. Evelyn Benavides, neuróloga del Programa de Medicina del Sueño de Clínica Universidad de los Andes, asegura que así, no solo cuesta más quedarse dormido, sino que la calidad de sueño puede empeorar, provocando pesadillas o incrementando patologías del sueño que no permiten un descanso reparador.