Las vacaciones son un período en que nos enfrentamos a cambios en nuestras rutinas, como los hábitos de sueño y alimentación. “Por ello, retornar a nuestras actividades cotidianas puede significar más de algún desorden tanto físico como emocional. Y los niños son los más vulnerables a este proceso”, afirma la directora ejecutiva de la Fundación Niños Primero, Anne Traub.
Bajo esta lógica, y con el objetivo que los niños y sus familias puedan realizar una “sana transición” hacia sus actividades cotidianas, Fundación Niños Primero -entidad experta en primera infancia-, preparó una serie de recomendaciones que permitan a los padres desarrollar esta transición de la mejor forma posible, para así garantizar un buen regreso a clases y a la cotidianeidad de los niños.
- VALOREMOS LAS RUTINAS
La construcción de rutinas permite que los niñ@s aprendan el camino diario por el que deberán transitar, es decir, les permite “manejar” de cierta manera el futuro inmediato y con ello logramos reducir la ansiedad o el nerviosismo que les podría generar el comenzar nuevos desafíos. Ofrecer a los niñ@s un ambiente cálido y constante les permite tener certezas y crecer con mayor seguridad, aspectos fundamentales para el desarrollo integral de todo ser humano.
- SEAMOS POSITIVOS
Enséñeles a sus hijos que volver al jardín o al colegio es una tremenda oportunidad para aprender nuevas cosas, seguir compartiendo con sus amigos y hacer otros nuevos. Despiértelos con un beso y una sonrisa, esa actitud los ayudará tanto hoy como en el futuro a ser positivos ante situaciones nuevas o retomar los desafíos que nos imponen la vida diaria. En este sentido su rol como padre o cuidador es fundamental.
- RETOMAR LA HORA DE DORMIR
Durante el verano los horarios se desordenan y los ciclos de sueño de los niñ@s también. Por eso se recomienda que entre cuatro a siete días antes de comenzar las clases, los niños se levanten y acuesten más temprano. En este punto es fundamental que a la hora de dormir los padres comiencen a trabajar desde muy pequeños el amor por la lectura. A los más chicos les podremos contar cuentos, a los más grandes los podremos acompañar a leer un rato y conversar, por ejemplo, sobre el libro. 10 o 15 minutos de lectura diaria son suficientes, y entre sus beneficios destacan: excelente apresto para el desarrollo del lenguaje, amplía el vocabulario, mejora la ortografía, desarrolla la imaginación, ayuda a comprender el mundo que nos rodea, entre otros.
- RAYAR LA CANCHA:
Poner límites al uso de tablets, celulares, TV u otros dispositivos electrónicos es fundamental. Construir en conjunto con su hijo un calendario para fijar límites de tiempos de juegos o dibujos animados es muy importante. Así los límites del ocio quedarán claros desde marzo y evitará peleas a futuro. Así también es muy valioso conversar sobre el tiempo que el niñ@ dedicará a resolver sus tareas o estudiar. En el caso de los más chicos, la recomendación es retomar rutinas de juegos guiados acorde a su edad y establecer horarios de siesta en caso de necesitarlo, también es muy importante reforzar positivamente cada “logro” o respeto a la rutina que el niñ@ vaya haciendo, ya sea a través de una tabla de incentivos u ofreciéndole, por ejemplo, pasar más tiempo juntos si respetan los nuevos horarios establecidos.
- CARIÑO, CARIÑO Y CARIÑO
Despertar con una canción, besos o cosquillas sin duda cambia la disposición con que cualquier niñ@ comenzará su día. Así como también tener la posibilidad de tomar desayuno en familia, o al menos compartir una comida al día como familia, es la mejor instancia para que cada integrante comparta sus experiencias del día. ¿Y que pasa con los más pequeños? Intégrelos a esta rutina, aunque ya hayan comido. Despídase cada día con un beso, abrazo o alguna frase cariñosa de sus hijos. No olvide que usted como padre, madre o cuidador de niñ@s es su más importante educador.