En primavera y verano: los cuidados de la piel del bebé – PadresOk

En primavera y verano: los cuidados de la piel del bebé

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NOTAS ABRIL-2014-03

La piel de los niños es hasta un 60 % más delgada que la de un adulto. Su delicadez hace necesario extremar los cuidados y la protección, especialmente durante el verano, donde el sol puede causar serios daños. Según los especialistas, durante los primeros 18 años de vida una persona recibe el 80% de la radiación solar que absorberá durante toda su vida, lo que hace imprescindible cuidarla y protegerla desde el primer día.

La piel del recién nacido
La delicadeza de la piel de un recién nacido tiene un origen fisiológico, es 40 a 60 por ciento más delgada que la piel de un adulto.

Las glándulas sebáceas y sudoríparas no están maduras, lo que hace que su manto ácido protector sea menos resistente. Es una piel más propensa a resecarse y más sensible a agentes patógenos que pueden producir irritaciones y alergias.

Los vasos sanguíneos del bebé reaccionan más lentamente ante estímulos de frío y calor y, por lo tanto, la secreción de sudor y la regulación de la temperatura corporal, son menores.

Asimismo, presenta una mayor sensibilidad ante soluciones alcalinas, jabones y detergentes comunes, ya que la capacidad de neutralización de la piel está todavía muy reducida.

La hora del baño

Los niños pueden bañarse diariamente, pero no durante más de 25 minutos. El agua tiene que estar a una temperatura de 30 grados centígrados y la temperatura ambiental, entre los 24 y 26° C.

En niños muy pequeños es mejor no usar jabones perfumados o espumas de baño corrientes, ya que pueden favorecer la presencia de irritaciones y secar la piel. Sólo los productos especialmente formulados para ellos son los indicados, pero si la piel del niño reacciona incluso ante ellos, es necesario suspenderlos.

Es recomendable consultar con un especialista para que indique una fórmula específica para el tipo de piel de cada niño. Asimismo, es importante que la piel quede perfectamente seca después del baño -utilizando toallas de algodón- porque la humedad prolongada facilita la aparición de hongos.

Productos de limpieza

Para mantener la suave y delicada piel de los bebés y también de niños más grandes se recomienda utilizar productos libres de soluciones alcalinas, ricos en ingredientes como bisabolol y pantenol para humectar, regenerar y fortalecer la barrera de protección natural.

También se recomienda el uso de jabones de glicerina neutros o jabones de avena, que tienen la característica de mantener una adecuada hidratación. El shampoo debe ser hipoalergénico o bien utilizar el mismo jabón suave para lavar el pelo.

Para los niños de piel seca se recomienda usar cremas hidratantes suaves, pero en caso de detectar cualquier tipo de lesión o manifestación que se considere anormal, es necesario consultar un especialista.

En recién nacidos, el uso de fragancias debe ser recomendado por el pediatra, porque un alto porcentaje presenta reacciones a estos productos. La clave está en no aplicarlas directamente sobre la piel del niño, sino en su ropa más externa. Los bebés no tienen glándulas apocrinas y por eso no presentan olores desagradables, por lo tanto, no es indispensable el uso de una colonia.

Cuidados especiales

Se debe extremar los cuidados con la ropa del bebé, porque la piel se irrita fácilmente al contacto con elementos químicos, por lo que se recomienda lavar su ropa separadamente, con detergentes neutros y suaves. Asimismo, se debe preferir la ropa de algodón, retirar las etiquetas que suelen ser muy ásperas, no usar lana en contacto directo con la piel, cuidar que las cintas adhesivas de los pañales no se le peguen y que los elásticos no queden demasiado apretados.

No se debe tomar a un bebé sin lavarse las manos previamente, porque los niños pequeños no tienen experiencia inmunológica, por lo tanto, están más expuestos a infecciones y las manos de los adultos pueden ser portadoras de gran cantidad de gérmenes.

La piel y el sol

El doctor Pedro Lobos, dermatólogo de Clínica Las Condes sostiene que el sol en el ser humano produce un bienestar psicológico y está asociado a la síntesis de vitamina D, la que tiene un papel destacado en la mineralización de los huesos y en la absorción intestinal de calcio y fósforo. “Si existe una adecuada exposición al sol, la cantidad de vitamina formada en la piel puede ser suficiente para cubrir las necesidades, sin necesidad de ser aportado por la dieta”, comenta el especialista.

Pese a los beneficios que puede aportar el sol, los daños que éste puede ocasionar en la piel son muchos, tanto en niños como en adultos. El doctor Lobos asegura que “un niño puede desarrollar cáncer de piel, aunque es muy raro. Se estima que durante los primeros 18 años de vida una persona recibe el 80% de la radiación solar que recibirá durante toda su vida. Por lo tanto, la protección solar debe comenzar desde los primeros meses de vida, como una manera de prevenir el cáncer de piel en la adultez”.

Los cuidados durante el verano

La recomendación del doctor Lobos es que los niños menores de 6 meses deben evitar en forma estricta la foto exposición. De 6 meses a 1 año deben usar ropa protectora adecuada y fotoprotectores con un factor 30 como mínimo. Agrega que los niños en la playa, la plaza, el patio de la casa o caminando por la calle, al igual que los adultos, deben seguir pautas de protección, entre las que destacan:

-No exponer al sol a bebés y niños pequeños. Los protectores solares se pueden empezar a usar en niños mayores de 6 meses, exponiéndolos al sol moderadamente y nunca entre las 10 y las 16 horas.

-Utilizar protector solar de amplio espectro (UVB- UVA), con factor de protección 30 o más, antes de exponerse al sol y renovar el mismo cada dos horas o luego de un baño o transpiración excesivas. El protector debe utilizarse siempre, aún en días nublados en donde la radiación solar sólo disminuye su intensidad.

-Utilizar ropa adecuada, que aumente la protección solar como sombreros de ala ancha o gorras con visera, poleras y pantalones de trama cerrada y de colores oscuros.

-No resguarde solamente a los niños tras un quitasol, pues los rayos ultravioleta caen verticalmente, rebotan en el suelo y llegan a las personas reflejados en diagonal. Estas radiaciones no producen calor, por lo que los niños pueden quemarse por descuido, incluso cuando hay brisa o cielo nublado.

-Los rayos solares atraviesan el agua y queman con más intensidad. Por eso es importante proteger la piel incluso cuando los niños van a estar dentro del agua y aplicar bloqueador después de que han salido de ella.

Protectores solares

Lo más efectivo contra los efectos del sol es el bloqueador solar. Sin embargo, antes de usar uno se recomienda consultar a un especialista sobre cuál es el bloqueador indicado según el tipo de piel, ya que el ácido para-aminobenzoico (PABA), el principal ingrediente activo de los protectores solares, puede provocar alergia. Para probar la sensibilidad al PABA, se recomienda probarlo en el antebrazo unos días antes de exponerse al sol.

También es necesario prestar atención a las indicaciones del envase, pues la mayoría de los productos bloquea la radiación UVB -que es la causante del bronceado, pero también de quemaduras y riesgo de cáncer- pero pocos productos protegen contra la radiación UVA, que penetra más lentamente y provoca manchas, envejecimiento cutáneo y riesgo de cáncer.

Los especialistas señalan que los filtros que realmente protegen la piel son aquellos de factor quince y más. Si una persona demora diez minutos en broncearse, al exponerse al sol y usar un filtro factor 15 demorará quince veces más esos diez minutos, es decir estará protegido por 150 minutos. En los niños es importante usar productos altamente resistentes al agua y repetir la aplicación constantemente.

Quemaduras de sol

La quemadura solar es una alteración visible que aparece pocas horas después de la exposición al sol. En los niños puede tener efectos muy graves a largo plazo, ya que se afirma que dos o más quemaduras solares con ampollas en la niñez pueden aumentar el riesgo de padecer cáncer de piel en la edad adulta.

Las investigaciones de la Fundación del Cáncer a la Piel, han concluido que si un niño se protege del sol a partir de los 6 meses de vida, durante la niñez y adolescencia, las probabilidades de daño solar o de desarrollar cáncer de piel se reducen enormemente.

La piel de un bebé tiene menor capacidad de refrescarse por sí misma, por lo tanto, una quemadura solar a esta edad deben transformarse en una emergencia médica. En estos casos los bebés ser puestos de inmediato en un lugar fresco y a la sombra, aplicar compresas frías, hidratarlos en forma adecuada y de acuerdo a la magnitud. Luego, consultar en un servicio de urgencia o con un dermatólogo.

Fuente: artículo publicado en revista PadresOk

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Los protectores solares: la importancia de utilizarlos adecuadamente

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