Se acabaron las clases y muchos papás se estresan porque no saben cómo entretenerlos. Aquí algunas recomendaciones. 

Talleres deportivos y de arte, paseos o campamentos de verano, son muchas las actividades en las que pueden participar los niños cuando salen de clases, pero ¿qué hacer cuando esas opciones no son posibles?

Para Alejandra Wormald, psicóloga infanto-juvenil de Clínica Universidad de los Andes, este tiempo es ideal para compartir con los niños, no necesariamente estar todo el día juntos, pero sí hacer actividades con ellos y estar más presente.

Algunas de las actividades recomendadas son:
– Cocinar
– Ver una película
– Compartir espacios de creatividad
– Hacer puzzles – Manualidades, arte
– Jugar
– Salir en bicicleta
– Hacer deportes
– Realizar actividades al aire libre, aprovechando el buen clima
– Leer cuentos y libros

“Pueden realizarse actividades manuales con elementos que tenemos en la casa: una caja de zapatos o de huevos que puede convertirse en caja de supermercado, estacionamiento para autos o en una cuna para la muñeca, por ejemplo”, explica la psicóloga.

Las vacaciones también son una buena oportunidad para el ocio, que es indispensable para desarrollar la creatividad: “Hoy, le tenemos miedo al ocio, a que se aburran, pero es en ese espacio de aburrimiento donde se da la creación y la imaginación vuela, empiezan a pensar, a crear y a armar juegos sin depender de las pantallas. Se les pueden dejar algunas cosas para que ellos inventen qué hacer. Y, si uno llega a la casa y ve que desarmaron todo, es porque inventaron algo y lo están pasando bien”, asegura Alejandra.

Para los papás que no quieren que los niños pierdan el ritmo escolar, la lectura es una excelente opción, pero este hábito se debe crear desde chicos y dando el ejemplo. La psicóloga recomienda la lectura en la noche, o en algún momento del día, empezar con libros con imágenes para los más chicos, y con los mayores, leer con ellos el mismo libro o cada uno por separado.

En el caso de los niños más chicos, muchas veces hay que acompañarlos o darles ideas para que puedan entretenerse. Una buena manera de hacerlo es invitarlos a hacer juntos las cosas de la casa, aprovechar las instancias cotidianas para transformarlas en un juego, ordenar la pieza, ayudar a levantar la mesa, cocinar juntos.

“Lo importante es que no sean actividades ni muy largas ni muy tediosas, sino que inviten a pasarlo bien. El juego siempre tiene que ser gozoso y poder disfrutarse, no debiera ser nunca una obligación. No hay que olvidar tampoco, que las vacaciones son para descansar y los niños lo necesitan”, concluye la especialista.