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Misión posible: retomar los hábitos de estudio
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Por Soledad Feliú, Consultora del Programa “Aprender en Familia” de Fundación CAP.

El comienzo del año siempre ha sido un periodo difícil, un mes de adaptación para los niños. La tarea de retomar horarios y hábitos para volver a la rutina escolar o del jardín infantil, se vuelve una dificultad adicional tras el tiempo de relajo y expansión que significan las vacaciones.

En este escenario es que el rol de la familia en la formación de hábitos juega un papel vital.  Si como padres no apoyamos con constancia, paciencia y refuerzo a nuestros hijos, es difícil que la misión de retomar el ritmo de aprendizaje pueda lograrse con éxito.

Teniendo en cuenta que un “hábito es una conducta o acción que se repite regularmente y que se llega a hacer casi sin pensar o esforzarse después de aprendido”, el fomento de buenas prácticas evita que se puedan generar conductas contrarias. Por ejemplo, si los adultos no inculcamos al niño o niña el llegar a casa a hacer las tareas pendientes o arreglar su mochila, en ciertos horarios determinados, lo más probable es que adopte la costumbre de hacer todo a última hora.

Construyamos con ellos horarios en los que se establezcan momentos para jugar, hacer tareas o repasar,  descansar, etc. Es muy difícil que un niño sea un buen estudiante sin la guía e incentivo de sus padres. Incluso, este apoyo puede hacer la diferencia entre un alumno que rinde el mínimo y uno que se desarrolla al máximo de su potencial.

¿Cómo lograr el éxito en esta tarea? Es importante que como padres les inculquemos que el estudio sea siempre de la misma manera, a la misma hora y en el mismo lugar, con intervalos de máximo 45 minutos. Los celulares y televisores no son buenos compañeros para la formación de hábitos, más bien son distractores que perjudican la concentración. Por lo tanto, el lugar debe estar libre de estos elementos.

La “negociación” es primordial. Hay que explicarles a los niños que existen derechos y deberes que cumplir. En su caso, su deber es estudiar y rendir bien para que su derecho sea ir al parque a jugar.

Seamos empáticos y respetuosos con los tiempos y ritmos de aprendizaje de nuestros hijos e hijas, celebremos sus logros y no desatendamos sus frustraciones y dudas. Y no olvidemos que nuestro deber es incentivarlos a ser cada vez más autónomos.

 

   

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