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Una linda dentadura…dientes sanos

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Chile es un país con altos índices de problemas dentales. Según datos del Colegio de Cirujano-Dentistas, el 90% de los niños entre 6 y 12 años tiene caries y un gran porcentaje dientes en mala posición. ¿Cómo revertir esta realidad? Poniendo atención desde que aparecen y hasta que los dientes de leche son reemplazados por los definitivos.

La edad en que comienza la dentición es variable. Generalmente, el incisivo inferior aparece alrededor de los cinco meses, mientras que al año ya habrán hecho su aparición los ocho dientes frontales, culminando el proceso cerca de los dos años.

Desde el primer momento de vida del bebé fuera del útero, la madre debe verificar que el interior de su boca esté saludable, es decir, libre de irritaciones, malformaciones o, incluso, de dientes prematuros.
La mucosa bucal de un bebé debe tener apariencia suave, color rosado y estar libre de sangrado. Su saliva tiene que ser cristalina, sin olores ni sabores fuertes. Y mientras no tenga edad de su primera dentición, las encías deben ser lisas y sin abultamientos.

A cuidar sus primeros dientes

De acuerdo a la recomendación de especialistas, el control dental preventivo debe empezar a los dos años. A esta edad terminan de aparecer las veinte piezas dentales de la infancia, que serán las encargadas de reservar el espacio donde luego crecerán los dientes definitivos y -aunque solo sean temporales- los de leche merecen gran cuidado porque las afecciones de la primera dentadura seguramente derivarán en algún trastorno posterior si no se tratan a tiempo, o no se corrigen los malos hábitos. El odontopediatra Mauricio Contreras señala que los principales problemas de los niños son las caries, las malformaciones y los traumatismos. Según indica, “las caídas son frecuentes en los niños y, dependiendo de la gravedad, habrá que reemplazar el diente, especialmente si se trata de un molar. Pero no es solo un problema estético, es necesario mantener el espacio para que después el diente definitivo no salga fuera de lugar o torcido. Asimismo, una carie avanzada también puede hacer que un diente se pierda prematuramente”.

Problemas en los dientes

La falta de hábitos de limpieza y una alimentación inadecuada son los dos principales elementos que favorecen la aparición de las caries. Sin embargo, existen otras causas menos conocidas, como su transmisión vía bucal. El odontólogo Contreras señala que no hay que darles besos en la boca a los niños pequeños, porque las caries son una enfermedad infecto-contagiosa. “Generalmente, la bacteria que las provoca no está presente en los niños, o la variedad que tienen es menos agresiva que la de los adultos. Si la mamá tiene una bacteria agresiva en la boca, se la transmite al hijo a través de la saliva, en un beso o también al probar la mamadera”, asegura. En cambio, la mala posición de los dientes se debe, principalmente, a una predisposición genética o al establecimiento de costumbres inadecuadas, como chuparse el pulgar, comerse las uñas, el uso prolongado del chupete y respirar por la boca.

Sin miedo al dentista

La primera visita al dentista puede ser traumática para algunos niños, especialmente si han oído que se trata de un ‘mal rato’. Aun así, el control odontológico es fundamental a partir de los dos años de edad. El cirujano dentista de la Universidad de Chile, José Auil, director del Centro Odontología Clínica, enfatiza que es muy importante llevar al niño a un control antes que aparezcan caries u otras enfermedades bucales que necesiten tratamiento. “No podemos negar que algunos procedimientos son dolorosos, pero es porque el paciente llega en un estado en que la enfermedad está muy avanzada. En cambio, si los padres traen a controles preventivos a los niños desde pequeños, se evitan los problemas y el dentista es más bien un amigo que le ayuda a cuidar los dientes”, indica.

¡Qué encías más molestas!

Para la mayoría de los niños, la aparición de los dientes es una etapa incómoda y lo manifiestan con llanto. Sus encías pican y duelen al abrirse y estirarse, e incluso en algunos pequeños disminuye el apetito. Es común que por esto se lleven a la boca todo lo que encuentren a su paso. En este caso lo mejor es ofrecerles objetos fríos y semiduros para que muerdan. En el mercado se encuentran los llamados “rasca encías”, que al congelarse les entrega una agradable sensación de alivio a sus molestias. Asimismo, su uso sirve para estimular la erupción de nuevos dientes.

Bienvenido cepillo

Mauricio Contreras señala que hay pautas de cuidado dental para cada etapa de desarrollo.

❖❖ A los recién nacidos hay que limpiarles las encías con una gasa húmeda.

❖❖ Luego, apenas aparecen los primeros dientes se puede iniciar al niño en el uso del cepillo, utilizando uno de brocha pequeña especial para bebés.

❖❖ Es recomendable introducir la pasta dental a partir del tercer año, usando una porción no mayor al tamaño de una lenteja, ya que un exceso de flúor puede resultar contraindicado para su esmalte dental.

❖❖ Con la erupción del primer diente también hay que tomar algunas medidas. Es el momento en que se debe eliminar la mamadera -e idealmente el chupete y reemplazarla por una bombilla o vaso especial para niños, con boquilla.

❖❖ Hay que recordar que hasta los cinco años el cepillado de los dientes está a cargo de la mamá o el papá, porque el niño aún no tiene la madurez motriz para hacerlo por sí solo. Ellos también son los encargados que los hábitos de limpieza sean para su hijo un momento agradable y entretenido y no una obligación fastidiosa. Así los mantendrán en el tiempo y conseguirán tener dientes sanos y fuertes

Lo ideal es que los pequeños sean atendidos por un odontopediatra, que además de especializarse en dentaduras infantiles está preparado para enfrentar con mayor sicología a un pequeño que llega atemorizado. Una atención dirigida especialmente a los pequeños incluye elementos educativos y distractivos. Los más característicos son:

❱❱ La habitación tiene una decoración atractiva.

❱❱ Las máquinas no están al alcance de su vista.

❱❱ El dentista se viste llamativamente, no con el clásico delantal blanco que algunos pequeños asocian con enfermedad o experiencias desagradables.

La dentadura es parte importante de la imagen con que nos presentamos al mundo. Una sonrisa que no está sana afecta la autoestima e incluso podría derivar en problemas del lenguaje cuando las alteraciones maxilares llegan a un nivel tal que impiden la correcta pronunciación. Punto aparte es que los tratamientos dentales y de ortodoncia resultan molestos y dolorosos para los niños, por lo que la frase “más vale prevenir que curar” es un imperativo.

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