Algunos prefieren tener hijos seguidos, mientras otros sostienen que es mejor distanciados. Los que se inclinan por la primera opción afirman que es mejor dedicarse por unos cuantos años a la crianza y luego volver al trabajo o empezar una actividad personal. Por otro lado, están las parejas que prefieren que exista una distancia bien marcada entre un hijo y otro. Para ellos, esto les permite dedicarse y disfrutar por completo la crianza de cada uno.
Un nuevo embarazo
En el Congreso de la Federación Latinoamericana de Ginecología y Obstetricia realizado hace algunos años, uno de los temas fue la importancia del “espaciamiento óptimo entre nacimientos”. Las evidencias científicas indican que para un nuevo embarazo se debe esperar un mínimo de entre 2 y 3 años después del nacimiento del último hijo. La doctora Andrea Huneeus, ginecóloga de Clínica Alemana y una de las especialistas que asistieron a este congreso, explica que “el espaciamiento óptimo entre nacimientos es un concepto que se ha fijado básicamente considerando tres parámetros: mortalidad infantil del primer año, mortalidad materna en los partos y mortalidad intrauterina”. Agrega que, estudios sistemáticos que abarcaron países desarrollados y subdesarrollados, llegaron a la conclusión de que de no ser así, la mortalidad materna aumenta, al igual que los factores de riesgo del embarazo: mortalidad intrauterina e infecciones, entre otros.
Andrea Huneeus recomienda, al momento de programar los embarazos, evaluar la situación de cada pareja e incorporar la evidencia médica sobre los riesgos y beneficios en cada caso.
El tiempo que pasa entre el nacimiento de un hijo y otro determina experiencias muy distintas para los padres y hermanos. Si bien la decisión final es muy personal, las evidencias científicas actuales indican que se debe esperar al menos uno o dos años después del nacimiento del último hijo.
Crecer juntos
Cuando los hermanos son muy seguidos, generalmente se entretienen juntos, disfrutan de actividades parecidas y tienen intereses comunes. Los que tienen más de cinco años de diferencia, en cambio, probablemente que no hagan muchas cosas en común, pero aprovecharán de una atención un poco más exclusiva de parte de sus padres.
La espera
«Para nosotros, tener a los niños bien distanciados fue la mejor opción. Tienen 7 años de diferencia y mantienen una relación muy linda. Disfrutamos el desarrollo de cada uno, vivimos a concho sus avances. Y lo más importante, evitamos la etapa de celos, porque como el mayor ya estaba grande, lo único que quería era un hermano”, comenta Victoria. Sin embargo, según los especialistas, si la espera entre nacimientos es mayor a 5 años hay un leve aumento en el riesgo de preeclampsia, síndrome que produce presión alta en el embarazo. Además, en periodos de espera superiores a los cinco años, el riesgo de muerte infantil es mayor. Esto tiene que ver también con la tendencia actual de la mujer a tener su primer hijo después de los 30 años y, en este sentido, los expertos aseguran que los embarazos tienen más riesgos a partir de los 35 años, con mayor posibilidad de abortos y mortalidad materna y fetal. Crecer juntos Cuando los hermanos son muy seguidos, generalmente se entretienen juntos, disfrutan de actividades parecidas y tienen intereses comunes. Los que tienen más de cinco años de diferencia, en cambio, probablemente que no hagan muchas cosas en común, pero aprovecharán de una atención un poco más exclusiva de parte de sus padres.
El mejor momento
✱✱ La Organización Mundial de la Salud recomienda que transcurran al menos dos años entre el primer hijo y el segundo, para que el cuerpo de la mujer pueda reponerse y porque considera que un niño menor de 18 meses requiere un esfuerzo muy grande para una embarazada.
✱✱ Asimismo, sostiene que al dar a luz dos veces en 24 meses aumenta el riesgo de un parto prematuro.
✱✱ Respecto al momento ideal desde la perspectiva de los hijos, tampoco hay acuerdo. Algunos investigadores sostienen que no conviene ni física ni sicológicamente tener hijos muy seguidos, especialmente desde el punto de vista de la madre y de los niños.
✱✱ En la relación entre hermanos, la diferencia de edad hace que el mayor sea cariñoso y protector con el menor, mientras que en el caso de hermanos con poca diferencia de edad la mayoría de las veces resultan ser muy unidos.
Espaciar los nacimientos también es bueno para la familia. Esto porque de acuerdo a la opinión de los especialistas, es posible mejorar las condiciones socioeconómicas, y mejor aún para la madre, ya que puede dedicarse a la crianza de los hijos que tiene, estimularlos y acompañarlos más tiempo.
¿Qué pasa con la relación de pareja?
Aunque los psicólogos aseguran que no existe una regla que indique cuál es el periodo de tiempo ideal de espera entre un hijo y otro, lo que sí sentencian con claridad es que si la pareja no está perfectamente consolidada, la llegada de otro hijo, probablemente, deteriorará la relación. A juicio de los expertos, antes de tener otro hijo hay que pensar que, durante un tiempo, ninguno de los dos dormirá bien y que tendrán pocos espacios para dedicarse a sí mismos y a su pareja. Al contrario, espaciar los nacimientos permite darse más tiempo y cuidar la intimidad.