Cada familia tiene un cierto clima emocional, una manera especial de relacionarse y de convivir. Hay algunas alegres, tristes, gritonas, silenciosas, serias y divertidas. En ciertos hogares se respira un “aire tenso” y en otros uno mucho más relajado.
Cada una es diferente y no existe un modelo o prototipo de “la familia ideal”. Sin embargo, dentro de lo distintas que pueden ser, hay elementos comunes en aquellas en que sus miembros se sienten seguros, apoyados y comprendidos. En estas familias prima el reconocimiento, el respeto y la valoración de sus acciones y logros, por sobre la crítica.
Es importante mantener un trato afectuoso entre los distintos miembros de la familia y también con aquellos que van a su casa.
Los padres tenemos un rol central en el desarrollo social de nuestros hijos, ya que ellos aprenden con el ejemplo. Por eso, la mejor manera de enseñar a respetar es respetándolos; la mejor forma de educarlos en el compartir es compartiendo con ellos.
Respetar y aceptar a los niños no significa permitirles realizar todos sus deseos. Ellos también necesitan aprender a sentir y tolerar frustraciones. Si se les permite hacer todo lo que quieran, no sabrán actuar cuando tengan que respetar el derecho de los demás.
Uno de los temas más difíciles que tenemos como padres es la disciplina. Todos sabemos que es necesario enseñarles a los hijos a “portarse bien”, que es algo que no siempre quieren hacer.
Para enseñarles el buen comportamiento es necesario centrarse en las conductas positivas. Por ejemplo:
➤➤Refuerce y celebre cada logro. A los padres frecuentemente se les olvida felicitar a un niño cuando está tranquilo, come con ganas y comparte con otros un juguete. ¡La mejor manera que aprenda es que se le felicite cuando se está portando bien!
➤➤Otro ejercicio enriquecedor es valorar y reconocer. Haga ver al niño lo bien que actuó o hizo algo, lo útil o
agradable que ha sido para usted la acción que él realizó. Expréselo en forma concreta: ¡Gracias por poner la mesa!,
¡qué bien alimentaste a los animales!,¡qué gran ayuda la tuya con tu hermano chico!
➤➤Cuando se porta mal, no le dé tanta importancia. Evite destacar con atención lo que no se cumplió o logró. Evite la crítica. No hay nada más destructivo para la autoestima y para el ambiente familiar que la crítica o el castigo frecuente. Al contrario, ponga normas y límites con respeto y cariño.
En síntesis, los niños y niñas necesitan vivir en un ambiente amoroso en que cada uno se sienta reconocido y valorado y en donde prima el respeto, aún cuando debamos poner normas y límites que los ayuden a aprender a convivir con otros.
Un niño desarrollará una autoestima positiva si se siente valorado y vive en un ambiente positivo, nutritivo y optimista.
Fuente: Teresa Izquierdo W.
Sicóloga y coordinadora Programa “Aprender en Familia” Fundación CAP