Bruxismo infantil ¡Cuidado con ese hábito! – PadresOk

Bruxismo infantil ¡Cuidado con ese hábito!

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bruxismo

Muchos niños rechinan o aprietan inconscientemente los dientes. En algunos casos se trata de un proceso normal de la dentición infantil, pero en otros constituye un hábito frecuente y violento que repercute negativamente en los dientes, y que puede incluso llegar a desgastarlos.

A la acción de rechinar o apretar los dientes, particularmente en las horas de sueño nocturno, se le conoce como bruxismo y puede darse en niños y adultos. Según Carolina Véliz, cirujano-dentista de la Universidad de Chile, el bruxismo se presenta en los niños de modo normal entre los 6 y 30 meses, como parte del proceso de dentición. “Los dientes recién erupcionados tienen bordes irregulares y filosos, por lo que al entrar en función los bordes se van alisando progresivamente”.

La mayoría de los pequeños no tienen molestias ni dolores en la mandíbula, normalmente son los padres los que detectan este trastorno porque los escuchan por las noches.

En otras ocasiones, se descubre durante la revisión pediátrica o por el odontólogo, debido al desgaste provocado en los dientes. También es normal que se presente entre los 4 y 7 años, período en el que cambian los dientes de leche por definitivos.

“Por efecto del crecimiento de los huesos maxilares, los dientes superiores cubren a los inferiores y necesitan desgastar los caninos para que pueda crecer la mandíbula. Generalmente este hábito tiende a disminuir después de los 7 años, cuando aparecen las muelas y los dientes incisivos permanentes. De persistir en el tiempo, es aconsejable consultar con el odontopediatra”, recalca.

Las emociones y los dientes

Las causas del bruxismo han sido atribuidas a distintos trastornos, desde situaciones de tensión emocional o estrés, hasta alergias, deficiencias nutricionales, mala posición dentaria, orden, fecha de erupción dentaria no compatible con lo normal o determinadas posiciones al dormir.

En la mayoría de los casos, el bruxismo se presenta de forma ocasional sin que ello tenga mayor importancia. Sin embargo, cuando se transforma en un hábito es muy perjudicial para el sistema masticatorio -dientes, encías, músculos y articulación- ya que la fuerza realizada al apretar los dientes es enorme, incluso hasta 4 veces comparada con la masticación normal.

Algunas de sus consecuencias son:

◗ A nivel de los dientes se produce un desgaste característico, que a su vez provoca una perpetuación del bruxismo.

◗ A nivel de los músculos y la articulación, provoca dolores de cabeza transitorios, de oído, en el cuello, al abrir la boca, ruidos en las articulaciones y con el tiempo dificultad para masticar o, incluso, hablar.

◗ Cuando el problema es grave, pueden producirse microfracturas en los dientes, dolor muscular o hipertrofia -aumento de volumen de los músculos- lo que en ocasiones provoca deformación facial.

Además del rechinamiento, otros signos de alerta son el cansancio en las mañanas, ya que el bruxismo limita la profundización del sueño, los dolores
de cabeza y cuello, además de la sensibilidad dental e incluso sangramiento de las encías.

Actuar a tiempo

Cuando se trata de niños, si el bruxismo se controla a tiempo se pueden evitar las complicaciones en los dientes, la musculatura de la cara y en las articulaciones.

Por eso, como indica el cirujano dentista, doctor Fabio Malagón, los padres deben estar atentos al rechinamiento, que es el primer signo de que un niño sufre de bruxismo y que se puede detectar con mayor facilidad durante la noche.

Dado que este hábito la mayoría de las veces es normal y fisiológico, y desaparece espontáneamente con el crecimiento y con la erupción de los dientes permanentes, no está indicado ningún tratamiento. Sin embargo, siempre es recomendable la visita al odontopediatra, sobre todo en los casos que ocasiona molestias o se detecta un desgaste de los dientes, ya que el especialista puede indicar aparatos de protección nocturna para proteger los dientes del desgaste.

Además, es posible disminuir la recurrencia del hábito a través de técnicas o actividades que permitan al niño dormir más tranquilo. Para ello, se aconseja:

◗ Antes de acostarse, es aconsejable generar un ambiente calmado y motivar al niño para que exprese sus sentimientos, emociones y temores, y si es necesario, aplicar técnicas de relajación.

◗ En niños pequeños se recomienda evitar el ejercicio extenuante, los juegos bruscos y que vean programas de televisión violentos.

◗ Una medida muy eficaz es bañarlos por la noche, para ayudar a relajarlos, así como cambiarlos de posición mientras duermen si están rechinando los dientes.

Con mucha frecuencia estas medidas tienden a controlar el problema, sin embargo, cuando se trata de una manifestación de ansiedad, es recomendable pedir asesoría profesional.

Fuente: Extracto de artículo publicado en Revista PadresOk.

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