Junto con la alegría de un nuevo embarazo, las dudas, temores y aprehensiones se apoderan de la mente de la futura mamá, en especial si es primeriza. Cómo reconocer las contracciones de parto, qué cambios son normales y cuáles no y cuánto subir de peso, son algunas de sus interrogantes.
Los controles prenatales
El primer control es uno de los más importantes y el que mayor información brinda al obstetra. Por lo general incluye el desarrollo de un historial médico completo, como antecedentes médicos y quirúrgicos, alergias, embarazos anteriores, su evolución y regularidad de los ciclos menstruales. También considera algunos exámenes, que se efectuarán únicamente en este momento.
El médico va a querer conocer tus síntomas de gestación, la fecha del último período menstrual para determinar la fecha probable de parto (FPP) y examinará el cuello uterino y el útero, para detectar los signos de gestación. También hará un examen físico completo, que incluye medición de la presión arterial, el peso y la talla de la paciente.
Se suelen solicitar algunas pruebas de laboratorio, como grupo sanguíneo y tipo de factor Rh, glicemia (nivel de azúcar en la sangre), conteo de glóbulos rojos (para descartar anemia), detección de enfermedades de trasmisión sexual y exámenes de orina, junto con la primera ecografía.
La primera ecografía verifica el tamaño, la edad gestacional y confirma la FPP. Determina el estado del feto y el latido cardíaco. Generalmente se realiza a partir de las cinco semanas de gestación.
¿Qué se siente?
En esta etapa es normal experimentar una serie de cambios, a nivel físico y emocional. Entre ellos: cansancio, fatiga y somnolencia; necesidad de orinar frecuentemente, náuseas, con o sin vómitos, además de salivación excesiva; acidez de estómago e indigestión, flatulencia; aversión o antojos respecto a ciertos alimentos, estreñimiento y cambios en los pechos: tirantez, pesadez, sensibilidad, hormigueo, oscurecimiento de la areola y abultamiento de las glándulas sudoríparas de la areola -tubérculos de Montgomery- que toman el aspecto de piel de gallina.
Asimismo, aparece una red de líneas azuladas debajo de la piel, a consecuencia del aumento de irrigación de los pechos (aunque éstas pueden aparecer más adelante); junto con dolores de cabeza.
Los cambios emocionales que se experimentan son generalmente inestabilidad comparable al síndrome premenstrual: irritabilidad, cambios de humor, tendencia al llanto, dudas, temores, alegría y júbilo. Por separado o todos juntos.
Cambios y sensaciones
En este periodo es normal sentir cansancio, disminución de las náuseas y vómitos; en unas pocas mujeres, los mareos matutinos continúan. También es frecuente el estreñimiento, congestión y hemorragias nasales ocasionales; sangramiento de encías, aumento del apetito y, a partir del cuarto mes, movimientos fetales, más evidentes para las mujeres muy delgadas o que han tenido embarazos anteriores.
También es posible experimentar sensaciones dolorosas en la parte inferior del abdomen (debido al estiramiento de los ligamentos), venas varicosas en las piernas y hemorroides, aumento del pulso, dolores de espalda y flujo vaginal blanquecino.
Dentro de los cambios emocionales es posible sentir más estabilidad, con menos cambios de humor, pero aún irritabilidad ocasional y distracción.
¿Qué pasa con el deseo sexual?
El embarazo es una época de cambios en muchos aspectos y el sexual no es la excepción. Algunas mujeres que nunca habían sentido demasiada inclinación por el sexo cambian radicalmente cuando están embarazadas; mientras otras sienten falta de deseo.
Estos cambios pueden ser desconcertantes, provocar sentimientos de culpabilidad o resultar maravillosos. Y son perfectamente normales. La pareja necesitará mostrar comprensión y una buena comunicación.
Recuerda que la actividad sexual está permitida durante este período, a menos que el obstetra indique expresamente lo contrario. Esto ocurre si hay riesgo de pérdida o alguna infección de cuidado.
Grandes transformaciones físicas
Es frecuente experimentar dolor en la parte inferior del abdomen, calambres en las piernas, venas varicosas en las piernas, falta de aliento, dificultades para dormir, contracciones de Braxton Hicks ocasionales, habitualmente indoloras (el útero se endurece durante un minuto y luego vuelve a su estado normal), calostro en los pechos, que sale espontáneamente o al presionarlos; y pérdidas vaginales blanquecinas más frecuentes.
A partir del octavo pueden hincharse los tobillos, pies, cara y manos; además de sentir picazón en el abdomen. Si ya utilizaba cremas para evitar las estrías, aumente su frecuencia a dos veces por día.
En esta etapa surgen sentimientos de aprehensión creciente por la salud del bebé y el momento del parto, y se intensifican los estados de distracción A nivel físico, es probable que experimentes mayor cansancio y pesadez.
Artículo publicado en Revista PadresOk.